domingo, 2 de junio de 2013

Dejar de fumar: ¿cómo lo hago?

En el anterior post hablamos de mitos y realidades en torno al tabaco. En esta entrada nos centramos en dejar de fumar.



Lo primero que te recomiendo es que tengas claro que quieres dejarlo. Pregúntate por qué razón quieres hacerlo. Tal vez salud, dinero, presión familiar, miedo a futuras enfermedades, razones estéticas (olor, dientes amarillos, etc). Todas las razones son igual de válidas, sólo te recomiendo algo: que quieras hacerlo de verdad; si te muestras dubitativo o no lo tienes muy claro no es tu momento, lo pasarás mal y tarde o temprano volverás. Debes estar decidido.



Como ya sabes, al dejar de fumar tenemos dos síndromes de abstinencia o coloquialmente, 'monos': el físico y el psicológico. El físico es soportable, además solamente dura dos semanas como mucho, que es lo que se tarda en eliminar la nicotina del organismo. El problema lo tenemos con el psicológico; ese es el que puede acompañarnos a lo largo de la vida y hacernos fumar hasta dentro de 10 años, en una celebración o reunión social, con el típico: 'por uno no pasa nada', y que ese único cigarro nos haga retomar la adicción. Recuerda que el tabaco está considerado la droga más adictiva.
Para poder hacerle frente y que no pueda contigo, te recomiendo que estés convencido de que dejar de fumar es lo mejor que te puede pasar; realmente lo mejor sería no haber empezado, siempre seremos ex-fumadores y nunca podremos ser iguales a los no fumadores, pero podemos intentar acercanos a ellos.

Podemos dejar de fumar con lo que llamamos 'fuerza de voluntad'. ¿Qué ocurre con esto? Primero, lo que engloba la expresión en sí misma. Con esto suponemos que tenemos que ser fuertes para no fumar, aunque es lo que queremos. 
El error es que con esto entendemos que nos estamos privando de algo que nos gusta, que en cierto modo nos beneficia, y nos sentimos 'desgraciados' cuando no podemos fumar como los demás en una reunión social, en una fiesta, después de una gran comida, etc, cuando en realidad es todo lo contrario, los privilegiados somos nosotros, no los que corren a encenderse un cigarro y dependen de él. ¿Lo ves? Los esclavos son ellos, tú ya debes sentirte libre y orgulloso de tí mismo.

La gente que ha dejado de fumar y te dice que durante toda su vida lo echará de menos y que siempre le seguirá apeteciendo un cigarro es porque lo hizo de esta manera, y no es la más idónea.



¿Cómo hacemos entonces?
Como te digo, lo primero es estar convencido de que es lo que más te conviene, en todos los aspectos, y sobretodo, no estar triste por dejarlo, todo lo contrario, feliz por ser tan valiente de atreverte a hacerlo. 

Te recomiendo el libro 'Es fácil dejar de fumar si sabes cómo' de Allen Carr. Está considerado el mejor método no farmacológico para dejar de fumar. Es de lo mejor que he leído para acabar con la abstinencia psicológica, para explicarte todo lo que ocasiona el tabaco en tu vida, y para convencerte de que quieres dejarlo, y cuanto antes mejor. Te ayuda a ver la realidad tal y como es, y te da consejos para cuando ya lo has dejado. 



Lamentablemente, aunque Allen ayudó a muchas personas a dejar de fumar, entre las que me incluyo, fue tarde para él, ya que falleció de cáncer de pulmón en 2006 a la edad de 71 años, cuando hacía 20 que había apagado su último cigarro.

En caso de que seas un fumador 'reincidente', te animo a seguir adelante, y volver a intentarlo las veces que sean necesarias. ¿Sabes que es raro el fumador que consigue dejar de fumar en el primer intento? En mi caso fue en la cuarta vez que lo intenté; 8 meses, 1 año y medio (con el libro de Allen), otros 4 meses, y por fin, llegó esta, en la que ya llevo 2 años y medio de libertad, y creo que estoy convencida de que nunca más volveré a fumar, o eso espero.



Cuando vuelves a fumar te sientes mal, culpable, frustado, incluso en ocasiones lo ocultamos a la familia y a nuestro entorno porque sabemos que hemos sido 'débiles' y no queremos defraudar a los nuestros, nos sentimos avergonzados. 
Hay que ver la parte positiva: analizar el intento fallido, qué nos ha hecho volver a encender ese cigarro de nuevo, para poder utilizar esa información en el futuro cuando hagamos el próximo intento. De los errores se aprende, además, le has ahorrado unos cuantos cigarros a tu cuerpo en el tiempo que no has fumado, así que algo beneficioso ya has hecho, no debes sentirte mal.



En mi caso conseguí no tener envidia de los fumadores, todo lo contrario. El libro que os comento me hizo abrir los ojos totalmente respecto a muchas situaciones. Entre otras cosas, los fumadores no dejamos de fumar porque nos da terror pasarlo mal, o pasar 'el mono'. 

No nos damos cuenta de que lo pasamos constantemente en situaciones en las que no podemos fumar: en el cine, en un hospital, en casa de no fumadores, y ahora con la Ley Antitabaco, en casi todos los sitios públicos. Si aún siendo fumadores pasamos por ese temido 'mono' cada día y lo soportamos, ¿por qué no pasarlo de una vez y olvidarnos del tema?



Es horrible esa sensación de esclavitud, de no disfrutar de una reunión familiar, de una visita, de una película, de una comida, de tantas situaciones buenas, solo por el hecho de estar pensando en encender un cigarro. Es triste, ¿no crees?

Te animo a que reflexiones sobre todo esto. Si nunca te lo habías planteado, empieza a fijarte en cómo actúan los fumadores en las situaciones que te comento; el nerviosismo, el no saber qué hacer con las manos, el desear que termine lo que sea que no está disfrutando hasta poder encender ese pitillo. ¿Realmente quieres esa esclavitud?



Espero que estos post sirvan de algo, si consigo que solamente una persona reflexione sobre todo esto y se anime a al menos intentarlo, ya me daré por satisfecha.

En la próxima entrada veremos consejos para los días previos a dejar de fumar, y para afrontar tanto ese día, como los primeros sin tabaco.



Más que nunca os recuerdo que podéis escribirme a mi email, o contactar conmigo tanto en la página Soy Enfermera en Facebook como en @soy_enfermera en Twitter, estaré encantada de ayudaros, tanto si sois fumadores como si estáis preocupados por un familiar.



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